Pablo Rosario

Hijo de padres dominicanos, nació el séptimo día de 1997 en Ámsterdam. Pablo Rosario dio sus primeros toques al balón en un equipo local y rápidamente despertó el interés del Feyenoord. Después de una corta estancia en Roterdam, regresó a la capital de los Países Bajos e ingresó en la cantera del DWS. Más cómodo cerca de casa, se mantuvo junto a su familia y firmó por el Ajax, club al que representó hasta los juniors. En 2014 puso rumbo al Almere City FC, al servicio del cual protagonizó un ascenso meteórico y se estrenó con apenas 18 años en la Segunda División neerlandesa. Demostrada su calidad durante los primeros 40 partidos disputados a nivel profesional, acabó convocado para los sub-19 de los Países Bajos y se mudó a Eindhoven. Autor de siete goles con el equipo B del PSV en 2016/17, fue convocado a la selección sub-20 y se convirtió en capitán a la tercera internacionalización en esa categoría - estatuto que también alcanzaría en los sub-21. Escasos meses después, debutó en la Eredivisie de la mano de Phillip Cocu y contribuyó a la conquista del campeonato celebrado al final de la temporada. Con Mark van Bommel al timón y Luuk de Jong - con quien coincidió en 51 partidos - como principal referencia ofensiva, Pablo Rosario se afirmó al más alto nivel, se estrenó con la selección principal en un amistoso frente a Bélgica - su única internacionalización con los Países Bajos - y, solamente un año después, se ganó el derecho a usar el brazalete. Al cabo de cuatro temporadas y 138 partidos con la camiseta del PSV, puso rumbo al OGC Niza, en Francia. Llegó a la Costa Azul con la reputación de ser un jugador discreto y luchador, que lo da todo por el equipo. Lideró el mediocampo galo en 79 ocasiones y firmó dos asistencias antes de cruzarse con Francesco Farioli, que lo sacó en 30 de las 34 jornadas de la Ligue 1 - y en todas las eliminatorias de la Copa de Francia - y se estrenó con la selección de la República Dominicana. El técnico italiano puso rumbo a Ámsterdam, pero el centrocampista se quedó en Niza, se convirtió en capitán con 36 presencias más, marcó cuatro goles y firmó otra asistencia antes de aterrizar en Portugal.