El Futebol Clube do Porto es el nuevo campeón nacional. De vuelta al escenario de la fiesta del 2011, los Dragones han mantenido la tradición de vencer en la Luz, sumándose la centésima victoria en el clásico número 250 con el Benfica y celebran el 30.º título en el actual formato de la Liga Portuguesa. Zaidu se puso la capa de héroe a los cinco minutos del tiempo de descuento, marcando el único gol del partido, consiguiendo los tres puntos y también que los aficionados del FC Porto saliesen a celebrarlo por las calles de todo el país.

João Mário protagonizó el primer momento significativo del clásico cuando, a los cuatro minuto, sufrió una entrada fuera de tiempo pero que no tuvo ninguna sanción por parte de Vertonghen. Frente a un Benfica subido en el terreno, el FC Porto entró en el partido algo expectante y solo se puso en marcha a partir del cuarto de hora: primero Otávio dejó aislado a Mehdi Taremi con un pase sublime que el iraní no supo seguir y, a continuación, Evanilson realizó un disparo flojo que Vlachodimos paró.

El arranque de la segunda parte no podía haber sido más diferente. Apenas 20 segundos después de reanudar el juego, Evanilso disparó fuerte obligando al guardameta de la casa a una gran parada. Seis minutos más tarde surgía el único momento de fiesta para los aficionados del tercer equipo de la tabla en el campeonato: dos centímetros en fuera de juego, Darwin engañó a Mbemba y envió el balón para el fondo de las redes de Diogo Costa, celebrando el gol anulado como si de un título se tratase. Para desesperación del uruguayo, y de buena parte de las gradas, el VAR invalidó la jugada por posición irregular y el marcador se mantuvo inalterado. Ya con Galeno en el lugar de Evanilson, y después de que un brazo de Otamendi desequilibrase a Taremi dentro del área, que Vertoghen ignoró, un mal pase de Gilberto casi anticipa lo que parecía inevitable.

Tres minutos antes del final del tiempo reglamentario, Eustaquio y Toni Martínez sustituyeron a Vitinha y a Taremi. Diogo Costa confirmaba que estaba allí para mantener el registro a cero tras un remate venenoso de los rivales. Encima de los noventa, Yaremchuk vio una tarjeta amarilla casi roja y el cuarto árbitro levantó el marcador electrónico para indicar los seis minutos de compensación. Lisboa tembló en el penúltimo: recuperación de balón en el sector más atrasado, excelente conducción de Pepê por todo el campo, pase alto para Zaidu y golpe de teatro del nigeriano - que colocó el esférico en el ángulo superior de la portería y dejó a más de tres mil portistas apoteósicos en casa del rival. Cuando el pitido final sonó, la banda sonora de la Luz tenía acento del Norte y decía así  “Somos campeones”. ¡Y lo somos realmente!