El FC Porto empató 2-2 en casa del Rio Ave en un partido en el que Gustavo Correia, y todo su equipo de arbitraje, asumieron el papel de protagonistas, sumando intervenciones que influyeron directamente en el resultado del encuentro.

En un partido inexplicable desde el punto de vista de la aplicación de criterios disciplinarios por parte del árbitro, a los cuatro minutos de partido, Petrussi golpea de forma violenta a Samu en el talón de Aquiles - pero no se muestra ninguna tarjeta. Ni la gravedad de las infracciones ni el reiterado mal comportamiento le supuso una única tarjeta al Rio Ave durante la primera mitad a pesar del saldo de 10-1(!) de faltas registrado al descanso.

La desastrosa primera parte del equipo de arbitraje no terminaría sin que éste dejase pasar un penalti claro sobre Rodrigo Mora por un empujón de Olinho que, sin ninguna posibilidad de jugar el balón, desequilibra al delantero portista. Ni el árbitro del partido, ni el VAR, Vasco Santos - cuyas decisiones poco acertadas como video árbitro se acumulan esta temporada - fueron capaces de observar lo que todos fácilmente constataban en el estadio y en la televisión.

La segunda parte quedó marcada por una mano del defensa Demir Tiknaz, en el área local en el minuto 55. Curiosamente (o tal vez no) esto ocurrió hace unos días en un rebote de un jugador del equipo B del FC Porto que fue castigado con penalti. He aquí otro ejemplo más del criterio interpretativo de los equipos de arbitraje ante este tipo de jugadas, una vez más, en contra de los Dragones.

Entre tanto, no faltaron intentos de Rodrigo Mora, Eustáquio, Samu y compañía. Nehuen Pérez se estrenó marcando de azul y blanco y Otavio también encontró el fondo de las redes de Cezary Miszta, pero el Rio Ave aprovechó dos despistes de la defensa rival para marcar dos goles que, a pesar del sin fin de oportunidades construidas por los portistas, hipotecaron las oportunidades de que el FC Porto saliese de Vila do Conde con los tres puntos.